Viajes sin sorpresas, refuerza tu microbiota y esquiva la diarrea del viajero

Cuando nos vamos de viaje pensamos en preparar la maleta, reservar el viaje e incluso si vamos a un país exótico, revisamos nuestras vacunas, pero casi nunca tenemos en cuenta que también vale la pena preparar nuestro cuerpo para el viaje. En este sentido los probióticos son una de esas ayudas que no deberíamos olvidar y que nos puede salvar de la diarrea del viajero.

Las diarreas son más frecuentes durante el verano debido a los cambios de aguas, las comidas en mal estado y los cambios de rutina que acompañan a las vacaciones. A este tipo de molestia digestiva la conocemos como diarrea del viajero y sobre todo se produce porque entramos en contacto con bacterias nuevas que alteran nuestro equilibrio intestinal.

Refuerza tus defensas bacterianas

Nuestra microbiotia intestinal es una magnífica defensa ante infecciones intestinales. Es un ecosistema en equilibrio con bacterias que comparten recursos e incluso colaboran entre sí, por esa razón cuando nuestra microbiota está fuerte y en armonía, no deja que bacterias extrañas puedan crecer en nuestro intestino y provocar molestias como espasmos o la habitual diarrea del viajero.

Unas semanas antes de iniciar el viaje vale la pena tomar algún suplemento de probióticos. Ayudan especialmente aquellos que tienen Lactobacillus acidophilu, Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus reuteri. Si estas bacterias además están combinadas con prebióticos, es decir fibra soluble como por ejemplo los fructooligosacáridos de la achicoria, mejoraremos el asentamiento de estos probióticos en nuestro intestino, ya que las fibras prebióticas son un buen alimento para estas bacterias.

Si caes víctima de la diarrea del viajero podrás recuperarte más rápidamente rehidratándote con una bebida rica en electrolitos, siguiendo una dieta astringente y recuperando tu microbiota con suplementos de probióticos.

 

Pautas para prevenir la diarrea del viajero

Si vas a viajar a un lugar exótico te irá bien tener en cuenta estas precauciones:

  • Toma agua embotella y evita beber el agua local, para ello no tomes ensaladas o frutas lavadas con agua local y evita los zumos frescos o las bebidas enfriadas con cubitos.
  • Si te apetece fruta, lávala con agua embotellada y tómala pelada por ti.
  • No tomes carnes ni pescados crudos y asegúrate de que los que tomes estén bien cocinados.
  • Evita bañarte en ríos, lagos o piscinas de los que no tengas la total garantía de calidad higiénica.
  • No tomes alimentos elaborados con huevo crudo, como la mayonesa.
  • Evita consumir leche o productos lácteos preparados con leche cruda.
  • Elige platos que hayan sido cocinados y evita los crudos, sobre todo los que demás tengan manipulación como ensaladas o macedonias.
  • Si tienes el estómago delicado, evita o al menos reduce la toma de platos muy condimentados y con especias muy fuertes.
  • Si no has podido escapar de la diarrea

Pero si hemos llegado tarde y ya eres víctima de la molesta, y a veces invalidante, diarrea del viajero, sigue estas pautas para recuperarte más rápidamente:

Bebe agua con electrólitos desde el primer momento. Los electrólitos son sales minerales (magnesio, potasio, calcio…) en forma de preparados solubles, que se toman para reponer los líquidos y minerales que se pierden en caso de diarrea. El cuerpo no puede producirlos, por lo que hay que tomarlos con la dieta, y si no se reponen adecuadamente, pueden llegar a causar deshidratación, calambres, fatiga y mareos.

Sigue una dieta astringente. Al principio puede bastar con tomar electrólitos y agua, pero después hay que seguir con una dieta a base de agua de arroz, sopa de arroz o de sémola de arroz y zanahoria y manzana o pera hervidas, en tomas frecuentes y en pequeñas cantidades.

Toma probióticos. Los procesos diarreicos suelen arrastrar también a la flora intestinal, por tanto, al terminar, es imprescindible reponerla tomando probióticos.

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¿Peso ideal? El secreto podría estar en la microbiota intestinal

La obesidad no tiene una sola causa, sino que aparece como consecuencia de distintos factores, entre los que destaca la genética de cada persona, la alimentación y el estilo de vida. Pero recientes estudios apuntan que además de estos, la flora intestinal o microbiota, también tiene su peso a la hora de mantener un peso ideal.

Dieta, microbiota y peso ideal

Hasta no hace mucho, creíamos que nuestro peso corporal se debía sobre todo al balance entre la energía que tomamos con los alimentos y la que gastamos en mantener nuestras funciones vitales y realizar distintas actividades diarias. Pero las cosas están cambiando. Hay multitud de estudios que apuntan a que la microbiota intestinal también interviene en ese peso ideal, y que lo hace en niveles tan distintos como en cómo absorbemos y almacenamos los nutrientes, en la permeabilidad intestinal e incluso en la sensación de hambre.

La obesidad se puede tratar con dieta y ejercicio, pero mantener una buena flora intestinal con prebióticos y probióticos también ayuda a logra un peso ideal.

 

Probióticos, prebióticos y obesidad

Los probioticos y prebióticos (fibras solubles) son una forma eficiente de influir en nuestra microbiota intestinal y favorecer el crecimiento de las bacterias que pueden ayudar a mejorar nuestra salud.

En el caso de las fibras prebióticas, que están presentes en alimentos como los puerros, la avena, el lino o la chía, ayudan a la proliferación de las bacterias buenas, pero sobre todo ayudan a reducir el desarrollo de bacterias que pueden causar un estado inflamatorio generalizado que podría influenciar en el sobrepeso y obesidad.

En cuanto a los probióticos, son microorganismo vivos que tomados son capaces de llegar a nuestros intestinos y repoblarlos con un tipo de flora intestinal más saludable y que nos ayude a mantener un peso ideal. La acción de estos microorganismos en nuestro cuerpo, depende mucho del tipo de bacteria. Así se ha visto que los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium ayudan a que la flora intestinal se vuelva más beneficiosa y ayude a tratar y prevenir la obesidad.

Hambre, microbiota y efecto yo-yo

La cantidad de comida que tomamos está directamente relacionada con nuestro peso y depende mucho de nuestra sensación de hambre. Distintas hormonas que se producen en el sistema digestivo y en el cerebro son las encargadas de generar tanto la sensación de hambre como la de saciedad, pero ahora también sabemos que las bacterias participan en la generación de estas sensaciones.

Por ejemplo se ha visto que determinados grupos de bacterias intestinales estimulan la producción del GLP1 (glucagon-like péptido 1) una hormona que favorece la liberación de la insulina y ayuda a reducir el hambre. Pero además las bacterias por sí mismas también pueden producir sustancias que reduzcan el apetito. Este es el caso de Escherichia coli, una bacteria típica de nuestra flora intestinal y que produce una sustancia llamada caseinolítico peptidasa B que actúa de una forma muy similar a la leptina, una hormona que produce nuestros adipocitos (células grasas)  y que producen sensación de saciedad.

Gracias a este efecto “saciante” que nos puede proporcionar el tener una microbiota intestinal saludable, no solo se nos hará más fácil mantener un peso ideal, sino que si hemos decidido empezar una dieta de adelgazamiento, nos será más cómodo mantenerla y tomar cantidades adecuadas de alimentos, sin pasar hambre y evitando de ese modo el efecto yo-yo.

Descubre la fibra soluble que te hace ganar bienestar

¿Cómo mejorar los resultados de tu dieta? 

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Cómo superar la depresión de invierno

Tenemos menos horas de sol, hace frío y mal tiempo, y se han acabado las vacaciones de Navidad. Todas estas cosas hacen que una gran mayoría de nosotros afrontemos el final del invierno con peor ánimo y más tristeza. Pero,  ¿Cómo superar la depresión invernal?

De todo el periodo invernal, el tercer lunes de enero está considerado el peor momento, y de hecho ha sido bautizado como  Blue Monday, el lunes triste. Pero no todo está perdido ya que tenemos opciones que nos ayudarán a cómo superar la depresión de esta estación, e incluso recargar nuestra vitalidad para enfrentarnos a la astenia primaveral con mejor humor.

Gestiona bien tus pensamientos

Somos lo que pensamos y nos sentimos bien o mal, en función de lo que pensamos, así que el primer paso sería detener y poner freno a esos pensamientos que nos hacen entristecer. Deja de pensar en que hace frío y ponte a hacer algo interesante y que te guste. ¿Qué no estás de vacaciones? Pues empieza a planificar las del próximo verano. ¿No te gusta el tiempo que hace? Aprovéchalo para quedar con amigos, ver una película o cocinar esas recetas que nunca tienes tiempo de hacer. La idea es detener esos pensamientos repetitivos y taladradores, haciendo cosas que entretengan tu mente y te hagan más feliz.  Incluso te podrá ser útil anotar tus pensamientos y escribir un diario.

Ojo con lo que comes

Cuando nos sentimos tristes nos arrojamos a los brazos del chocolate, los dulces y la comida poco saludable. En estos días prima tu alimentación e incluso te sugerimos que vayas más allá y hagas una dieta depurativa que limpie tu organismo y sobre todo tu hígado. Según la Medicina Tradicional China, el hígado regula como se distribuye la energía vital Qi, ayudando a que fluya en la dirección correcta.

Refuerza tu flora intestinal

Las bacterias fermentativas intestinales (microbiota) son unas grandes aliadas de nuestro bienestar emocional y una ayuda que no solemos tener en cuenta cuando buscamos cómo superar la depresión. Estos microorganismos, sobre todo si los combinamos con una mayor ingesta de triptófano, nos ayudarán a producir más serotonina y hacernos sentir más felices.

Para reforzar nuestra microbiota, podemos recurrir a complementos de probióticos, y el triptófano lo encontramos en algunos alimentos lácteos, en las hojas del y en plantas como la grifonia, que además nos proporciona un tipo de triptófano de fácil asimilación.

¿Cómo superar la depresión invernal? Controlar los pensamientos depresivos y recurrir a complementos optimizadores, son dos buenas opciones.

Además de estos tres puntos, recuerda que acercarnos a la naturaleza nos revitaliza y llena de energía, y si buscas cómo superar la depresión con alternativas naturales, ten en cuenta que hay suplementos alimenticios como el alga klamath, el hipérico (Hipericum perforatum) y el extracto de azafrán (Crocus sativus), muy útiles para subir el ánimo y tratar las depresiones leves a moderadas, más típicas del invierno y de los cambios estacionales.

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Qué no falten los probióticos en tu rutina deportiva

Todo parece apuntar a que mantener una buena flora intestinal (microbiota) y mantenerla más regulada con probióticos, es una ayuda extra para los amantes del ejercicio y de la práctica deportiva. Por eso te animamos a que incorpores probióticos a tu rutina como deportista.

Desde hace mucho se sabe que los cuerpos de los atletas, pero también de quien hace ejercicio regularmente, está más expuesto al estrés oxidativo y al daño que provocan los radicales libres. De  hecho los deportistas suelen ser más propensos a sufrir lesiones musculares y óseas, pero también al desgaste de las articulaciones. Pues parece ser que los investigadores han encontrado una solución natural para ayudar a minimizar el daño oxidativo que suele agravar la recuperación de estas lesiones y el desgaste articular.

Un estudio publicado por Martarelli et al. en 2011 nos mostraba que los deportistas que incluía en su rutina la toma  de complementos de pobióticos a base de Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus paracasei, durante al menos 4 semanas, mostraban un estado oxidativo interno menor. Eso nos indica que, ya seamos deportistas habituales, o bien nos queramos iniciar en estas prácticas, resultaría útil incorporar a nuestra rutina dietética de tomar probióticos y mejorar el estado de nuestra flora intestinal, para mantener un cuerpo menos oxidado y más activo.

Una buena rutina con probióticos ayuda a reducir el daño de los radicales libres y es un refuerzo para el sistema digestivo, respiratorio y urinario.

 

Los deportistas, sobre todo cuando se vuelve más regulares y asiduos a la rutina deportiva, suelen ser más susceptibles a sufrir infecciones respiratorias e incluso de tipo urinario. En estos casos los probióticos parece contribuir a reducir estas molestias y reforzar las defensas inmunes de los deportistas, y que de ese modo puedan vencer e incluso prevenir estos problemas.

El sistema digestivo, es otro de los afectados en la práctica del deporte. Muchos deportistas, tanto profesionales como amateurs tienen desordenes intestinales, sobre todo diarrea, calambres y dolor abdominal. Esto se debe a varios factores: dietas estrictas, movimiento intestinal por causa del rebote, estrés, etc. Gracias a la acción reguladora de los probióticos, se ha podido observar que añadir estos complementos a la rutina nutricional del deportista puede ayuda a mejorar estos problemas. Además, y en paralelo, los probióticos pueden mejorar el bienestar intestinal y por tanto la digestión y absorción de nutrientes. Estas dos acciones conjuntas suponen un refuerzo nutricional para el deportista, ya que le ayuda a aprovechar mejor los nutrientes de su rutina dietética.

 

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Las bacterias que protegen del intestino irritable

¿Por qué se vuelve el intestino irritable? El motivo no está claro y los investigadores apuntan a múltiples causas, desde la acción de algunas bacterias patógenas hasta intolerancias alimentarias e incluso el estrés. En cuanto a las opciones para calmar el intestino irritable hay varias, y una de las más prometedoras son los probióticos, que cuidan de la salud intestinal en distintos niveles.

Los probióticos se están convirtiendo en una opción prometedora para ayudar equilibrar la microbiota intestinal y contribuir a prevenir mejorar los casos de intestino irritable.

Los probióticos son fermentos activos, es decir microorganismo vivos, que tomados en cantidad suficiente, ejercen efectos beneficiosos para la salud. Algunos de estos beneficios se centran en la salud y en el bienestar intestinal.

Defienden el territorio

Tener una microbiota intestinal fuerte y  beneficiosa es una de las mejores defensas contra el intestino irritable, ya que nos defiende de infecciones intestinales. Estas infecciones, causadas por microorganismos como la salmonella, pueden sensibilizar y propiciar la aparición del intestino irritable, por varios motivos. En primer lugar porque estas bacterias causan irritaciones y en segundo lugar por la propia respuesta inmune de nuestro organismo, ayudándonos a combatir esas infecciones.

Con probióticos podemos reforzar nuestra flora intestinal, enriqueciéndola con bacterias que compitan y nos defiendan de microorganismos patógenos. Esta defensa la logramos gracia a que las bacterias intestinales beneficiosas:

  •         Producen sustancias que impiden el crecimiento de bacterias patógenas.
  •         Compiten y le quitan los nutrientes a microorganismos que podrían causarnos daños, y así evitan que proliferen.
  •         Estimulan nuestras propias defensas inmunitarias.
  •         Influyen sobre nuestro sistema inmune ayudando a modular la producción de citoquinas inflamatorias.

Refuerzan nuestras mucosas

Las bacterias beneficiosas de la microbiota intestinal, son bacterias fermentativas, de ahí que se las pueda llamar fermentos. Eso quiere decir que son microorganismos que fermentan carbohidratos produciendo sustancias como butirato, acetato y propionato. Estas sustancias son los nutrientes preferidos de las células que recubren el interior del intestino grueso, y por tanto una de las mejores ayudas para conseguir un intestino más fuerte y funcional, que reaccione mejor y sea menos propenso a convertirse en un intestino irritable.

La dieta, una ayuda a tener en cuenta

Los alimentos ricos en fibra soluble como los copos de avena, la chía o el lino, también ayudan a mejorar el bienestar intestinal, ya que aportan esas fibras prebióticas que la microbiota utiliza como alimento, fermentándolas y produciendo sustancias como el butirato. Además estas fibras prebióticas tienen una segunda ventaja, y es que ayudan a regular el tránsito intestinal y previenen el estreñimiento que podrían aumentar las molestias intestinales.

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Alivia tu ansiedad cuidando de tu flora intestinal

Para aliviar la ansiedad, los últimos estudios están mostrando que es esencial cuidar la flora intestinal (microbiota intestinal).

La ansiedad es una de las emociones más negativas y perturbadoras, que muchas veces notamos como nace en nuestro vientre extendiéndose a todo nuestro organismo. Además de recurrir a terapias relajantes como la meditación o el yoga, podemos mejorar y prevenir esta emoción con algunas estrategias dietéticas.

Cómo nace la ansiedad

La ansiedad es una emoción que puede nacer a partir de una situación de estrés puntual o prolongado a lo largo del tiempo. Es una emoción muy negativa que nos bloquea y hace sentir mal. Generalmente notamos:

  • Un aumento de la tensión arterial
  • Temblores
  • Sudoración
  • Sensación de vértigo
  • Molestias gastrointestinales: acidez de estomago, irregularidad intestinal, digestiones lentas y pesadas.

Serotonina, tu mejor ayuda

La serotonina es una hormona que nos transmite sensación de tranquilidad y relajación, y nuestro organismo la produce para combatir la ansiedad y el estrés. Pero ¿sabías que el 90% de la serotonina se produce en el intestino?

Las últimas investigaciones nos muestran que en el intestino tenemos una enorme red neuronal, algo parecida a un segundo cerebro (sistema nervioso entérico). Son esas neuronas las que producen la mayor parte de la serotonina. Así que para disfrutar de una vida más relajada y «zen», conviene mimar a nuestros intestinos. Los probióticos, las fibras (prebióticas e insolubles) y el carbonato de magnesio pueden ser grandes aliados de nuestra salud intestinal.

Flora intestinal

Las investigaciones aún son muy incipientes, pero parece ser que la flora intestinal es clave para tratar los problemas de ansiedad. En un estudio publicado en la revista Nature se ha podido observar como ratones con una flora intestinal desequilibrada, sufrían más ansiedad y angustia cuando eran sometidos a estrés, que los que tenían una flora normal.

 

Bifidobacterium lactis, B. longum y Lactobacillus rhamnosus son bacterias probióticas que ayudan a equilibrar la flora intestinal.

 

Otros aliados anti ansiedad

Además de disfrutar de una buena flora intestinal, podemos mejorar y prevenir la ansiedad con otros aliados dietéticos como:

El hongo hericium (Hericium erinaceus) conocido popularmente como melena de león, al cual se le atribuyen propiedades como la de mejorar nuestras capacidades intelectuales, combatir estados de tristeza y depresión y calmar la ansiedad. Además este hongo es una buena fuente de fibras prebióticas.

El magnesio participa en cientos de reacciones bioquímicas, entre ellas las que llevan a relajar la musculatura y los estados de ánimo alterado.

La Griffonia simplicifolia es una buena ayuda para calmar la ansiedad, ya que aporta 5-hidroxitriptófano  (5-HTP) un aminoácido con el que nuestras neuronas producen la serotonina.

Cuida tu alimentación

Cuando nos faltan nutrientes como las vitaminas B2, B6, B9 o B12 nuestro cerebro se estresa y se vuelve más vulnerable al estrés y a la ansiedad. Disfrutar de un intestino sano es primordial para poder digerir y aprovechar bien estas vitaminas que encontramos en los alimentos. Pero ante situaciones estresantes, también podemos recurrir a suplementos nutricionales que nos aporten un extra, como ayuda preventiva.

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¿Candidiasis? Cómo prevenirla con probióticos

La Candida spp es el género de hongos unicelulares que causa la candidiasis, una infección oportunista que afecta sobre todo a las personas que tienen las defensas bajas o que han tomado antibióticos. Una de las alternativas más novedosas y naturales para tratar la candidiasis, es estimulando las defensas y recurriendo a probióticos.

Hay cándidas en muchos de nosotros y no por ello nos causan infecciones. De hecho se calcula que entre el 30 y el 45% de las personas tienen cándidas en la boca, y también es habitual encontrar este hongo en el aparato digestivo y en el tracto urogenital.

Entonces ¿por qué aparece la candidiasis?

Aunque convive con nosotros, las cándidas son muy minoritarias en comparación con los otros microorganismos que forman parte de nuestra flora normal. De hecho la propia microbiota bacteriana de nuestros intestinos, boca y tracto urogenital genera una presión suficiente como para evitar su crecimiento y que causen una infección. Además también contamos con un sistema inmune que puede intervenir y prevenir la aparición de la candidiasis. Pero puede haber situaciones en las que estos hongos pueden crecer y llegar a producir una infección, como:

  •         Si hay una bajada de defensas.
  •         Ante desequilibrios de la flora bacteriana, por ejemplo, tras un tratamiento con antibióticos.
  •         Si se está siguiendo tratamientos con corticoides o quimioterapéuticos.

Subir las defensas con vitamina C y hongos medicinales como el reishi, y regenerar nuestra flora intestinal con probióticos y prebióticos ayuda a prevenir y tratar la candidiasis.

 

Probióticos contra la candidiasis

Se ha demostrado que algunas bacterias probióticas son muy útiles para evitar la candidiasis. Es el caso de Streptococcus thermophilus y Lactobacillus plantarum, que compiten con los microorganismos patógenos impidiendo su crecimiento. En el caso de Streptococcus thermophilus produce biosurfactantes que son unas moléculas que forman una película sobre los tejidos que impiden que la cándida se pueda enganchar. Mientras que en el caso de los Lactobacillus producen sustancias antifúngicas que dificultan el crecimiento y desarrollo de las cándidas. De hecho se ha visto que estas sustancias producidas por los lactobacilos hacen que las cándidas no se organicen formando lo que se llama biofilm, una estructura que las hacer muy resistentes a los antibióticos.

Prebióticos para reforzar nuestra flora

Las fibras prebióticas nutren y son muy importantes para mantener una flora intestinal vital y saludable. Esta flora intestinal es una pieza clave para evitar infecciones intestinales como la candidiasis, la salmonelosis, etc. Por esta razón tomando prebióticos reforzamos nuestras defensas contra la cándida. Los fructooligosacaridos (FOS) son uno de los prebióticos más efectivos que podemos encontrar en verduras como el espárrago, la cebolla o los puerros, pero que también se utilizan para elaborar suplementos alimenticios.

Hay que subir las defensas

No debemos olvidarnos de nuestro sistema inmune, al fin y al cabo él es básico para defendernos y combatir infecciones, como la candidiasis. Hay muchos ingredientes naturales que nos pueden ayudar a mantenerlo activo, como la vitamina C esencial para producir glóbulos blancos y reforzar las defensas; o los hongos medicinales como el reishi que tienen un efecto inmunomodulador e inmunoestimulador.

Lee también: Infección de orina, bacterias que la mantienen a raya

Infección de orina, bacterias que la mantienen a raya

La infección de orina es una de las más molestas pero, al mismo tiempo, que mejor responde con tratamientos naturales como los probióticos (fermentos activos) y las plantas medicinales.

Una infección de orina es una de las infecciones que más rápidamente se detecta, porque sus síntomas son muy evidentes y aparecen cuando vamos al baño, momento en el que se nota sensación de escozor, quemazón e incluso dolor al orinar. Además de una sensación continua de tener ganas de ir al lavabo.

 

La bacteria Escherichia coli (E. coli) suele ser la culpable de la mayoría de los casos de infección urinaria, como la cistitis.

 

La Escherichia coli forma parte de nuestra flora intestinal, pero es cuando accede a nuestras vías urinarias, cuando empieza a multiplicarse y provoca una infección urinaria. Los tratamientos naturales más efectivos que podemos usar para evitar estas infecciones son los probióticos y las plantas medicinales.

Probióticos  e infección urinaria

Las bacterias probióticas (fermentos activos) contribuyen a equilibrar nuestra flora intestinal. De estas bacterias destaca Lactobacillus rhamnosus, que específicamente reduce  la virulencia de  la Escherichia coli, gracias a dos mecanismos: ayuda a que la Escherichia coli no se pueda enganchar a las paredes de las vías urinarias, al alterar sus fimbrias y activa la respuesta inmunológica contra la Escherichia coli para que nuestras defensas puedan eliminarla más rápidamente.

Lactobacillus plantarum es otra de las bacterias probióticas que han mostrado ser útiles para tratar la infección urinaria, en este caso porque reduce el crecimiento de las bacterias patógenas al estimular las funciones inmunitarias de nuestro organismo. De hecho se ha visto que esto es muy útil en personas mayores. Esta acción protectora se ve reforzada gracias a que Lactobacillus plantarum es una bacteria fermentativa que acidifica los lugares donde vive impidiendo que las bacterias patógenas que causan las infecciones urinarias puedan vivir.

Plantas que cuidan tus vías urinarias

Las plantas medicinales son auténticos almacenes de principios activos que cuidan nuestra salud, y en el caso de la infección urinaria, también nos ayudan proporcionándonos sustancias que evitan el crecimiento microbiano, estimulan nuestro sistema inmune e incluso dificultan la adhesión bacteriana a nuestros tejidos y órganos.

La gayuba (Arctostaphylos uva-ursi ) es una de las plantas más recomendables para ayudar en casos de infección urinaria. Contiene una sustancia llamada arbutina que cuando la tomamos y llega hasta el intestino, donde las bacterias de la flora intestinal (microbiota) la transforman en un antiséptico natural que llega hasta las vías urinarias, previniendo y ayudando a tratar las infecciones urinarias.

La equinácea (Echinacea purpurea) es famosa por estimular nuestro sistema inmune, por lo que resulta muy útil para enfrentarnos mejor a infecciones de todo tipo, víricas, bacterianas e incluso fúngicas, y por tanto es un recurso que no debemos olvidar cuando aparece una infección urinaria.

Los arándano rojo (Vaccinium macrocarpon) también nos ayudan mucho en casos de infecciones de orina recurrentes. Los frutos de este arbusto son muy ricos en proantocianidinas que evitan que la E. coli se pueda enganchar en las paredes internas de las vías urinarias, y por tanto ayuda a prevenir este tipo de infecciones.

Protección de las vías urinarias

 

Acné, piel sensible, rosácea: los probióticos pueden ayudar a reforzar la piel

Aunque relacionamos el acné con la adolescencia, este problema puede afectar a mujeres y hombres adultos, incluso de más de 40 años. Y es que el acné, al igual que la piel sensible, los eccemas e incluso las dermatitis, están muy relacionados con nuestra alimentación, equilibrio emocional y por supuesto, bienestar intestinal.

Nuestra piel es un órgano que muestra cómo nos sentimos y cómo está nuestro interior. Si nos ponemos nerviosos nos enrojecemos, si tenemos una indigestión, nos ponemos pálidos, si el hígado no funciona bien nos ponemos amarillos o si, por ejemplo, nuestro tránsito intestinal no es regular o tenemos estreñimiento, nos salen granitos.  Por eso cuidar nuestro interior es el consejo más saludable para tener una piel sana y bonita.

Probióticos contra el acné

El acné puede minar nuestra autoestima y hacernos sentir muy mal, algo paradójico ya que se ha observado que los estados de depresión y ansiedad pueden empeorar el problema del acné aún más. Y ante esta situación ¿Cómo ayudan los probióticos?

Tomar probióticos mejora nuestro estado de ánimo, ya que hacen que aumenten los niveles de triptófano en sangre, influyendo en el recambio de la serotonina y la dopamina en el cerebro. Las bacterias probióticas, también aumentan la resiliencia de las células nerviosas y hacen que sobrevivan más cuando estamos estresados.

Tener una flora intestinal saludable y recurrir a complementos de probióticos ayudan a mejorar problemas de la piel como el acné.

 

Calman tu piel

Que nuestro organismo esté más proinflamado, también nos hace más propensos a tener problemas de piel como rosácea, eczemas y urticarias, ya que en esas circunstancias nuestra piel está más sensible e irritable. Y aquí también podemos contar con la ayuda de las bacterias probióticas.

Se ha visto que tomar probióticos, como Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium animalis, ayuda a mejorar la absorción de ácidos grasos omega 3, como el ácido gamma-linolénico. En nuestro organismo, estas grasas tienen una función antiinflamatoria, de modo que ayudan a prevenir y mejorar los problemas de piel sensible e irritable, relacionados con problemas inflamatorios.

Radicales libres más controlados

Tomar probióticos y prebióticos (fibras solubles de chía, lino, plantago, avena) es una ayuda adicional para mantener más controlados los radicales libres ya que ayudan a mantener mejores niveles de antioxidantes en nuestro organismo. De hecho, se ha visto que pre y probióticos bajan los indicadores de estrés oxidativo en nuestro organismo y por tanto la presencia de radicales libres.

Los radicales libres favorecen los procesos de envejecimiento, por ese motivo hay que mantenerlos a raya si queremos tener una piel más joven y bonita. Pero estas sustancias también pueden hacer que los problemas de piel empeoren. Por ejemplo cuando hay acné, la zona afectada está más inflamada y los lípidos se oxidan; para tratar el problema nuestro cuerpo utiliza sustancias antioxidantes. Pues bien, tomar probióticos ayuda a mejorar nuestras reservas de antioxidante, y en consecuencia, aliviar los problemas de acné.

 

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Probióticos que cuidan de tu salud cardiovascular

Cada vez son más los estudios que confirman que tener una buena flora intestinal es una gran ayuda de cara a cuidar nuestra salud cardiovascular.

Uno de los factores que más debemos tener en cuenta si queremos disfrutar de un corazón y un sistema circulatorio sano, son nuestros niveles de colesterol en sangre. Y es que tener niveles de colesterol elevado en sangre (hipercolesterolemia ) es uno de los principales factores de riesgo para la salud cardiovascular. En este sentido, las bacterias probióticas se están revelando como una de las alternativas más innovadoras para controlar los niveles de esta grasa en sangre.

Los probióticos son bacterias activas que se toman y llegan vivas al intestino, donde pueden repoblar y regenerar nuestra microbiota intestinal (flora intestinal). Estas bacterias, entre muchos otros beneficios, nos ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre, y lo hacen combinando distintas acciones:

  • Consumen el colesterol de la dieta y las sales biliares. Para estas bacterias el colesterol es un alimento, de modo que lo utilizan para obtener energía, y de ese modo lo  eliminan de la luz intestinal evitando que pueda ser absorbido.
  • Pueden incorporan el colesterol a sus membranas y paredes celulares. De ese modo a medida que ellas se van reproduciendo, van captando cada vez más colesterol que acaba siendo eliminado junto a las heces.

La acción de las bacterias sobre las sales biliares, también es muy interesante. Además del colesterol de la dieta, nuestro hígado usa el colesterol endógeno para fabricar sales biliares que se usarán para digerir las grasas. Estas sales biliares pueden ser reabsorbidas en el intestino y volver a ser transformadas en colesterol. Pues bien, algunas bacterias probióticas son capaces de actuar sobre las sales biliares volviéndolas menos hidrosolubles lo que ocasiona que precipiten  y se unan al colesterol de la dieta.

En ese estado el colesterol no se puede absorber, pero además tampoco lo hacen las sales biliares. Este mecanismo resulta muy útil, no solo para reducir la absorción del colesterol de la dieta, sino también para ayudar a eliminar el colesterol producido por el hígado y secretado en el intestino en forma de sales biliares, consiguiendo una reducción de los niveles corporales de colesterol.

Los probióticos también influyen sobre el metabolismo hepático del colesterol. Estas bacterias actúan reduciendo la actividad de la enzima HMG-Coa reductasa que participa en la síntesis de colesterol, y por tanto la producción interna de colesterol.

Las bacterias lácticas, como Lactobacillus reuteri, producen exopolisacáridos que son fibras que pueden captar el colesterol e impedir que sea absorbido.

 

Una buena salud cardiovascular depende de muchos factores, y tener una flora intestinal sana y equilibrada, es uno de ellos

 

 

Pero los beneficios cardiosaludables de la flora intestinal no se detienen en su acción contra el colesterol. Cada vez hay más estudios que indican que estas bacterias por sí mismas pueden influir en la salud y el bienestar de nuestro corazón y sistema cardiovascular.

Por ejemplo Lactobacillus rhamnosus, es una bacteria probiótica que produce un tipo de proteínas que se ha observado que tienen una acción protectora del corazón (salud cardiovascular) e incluso hay investigadores que afirman que estas bacterias podrían ayudar a regenerar y mejorar la salud cardiovascular de los corazones dañados.

También se ha visto que las bacterias probióticas pueden ayudar a regular el sistema inmunitario y la respuesta inflamatoria, algo que también repercute en beneficios para la salud cardiovascular.

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