Kombucha, un té fermentado y muy refrescante

La kombucha es una bebida fermentada procedente del que nació hace más de 2.000 años en China bajo la dinastía Han. Esta bebida legendaria estaba considerada por los emperadores todo un elixir de la vida.

En los últimos años se está produciendo toda una revolución alrededor de los alimentos fermentados y de cómo estos como contribuyen a mejorar nuestro bienestar, ayudando a mantener una microbiota más saludable. Uno de estos alimentos es la kombucha.

Una familia microbiana bien avenida

La kombucha es una bebida de té (Camellia sinensis) fermentada con una mezcla de microorganismos que se agrupan formando una especie de hongo, muy similar al del kéfir. Entre los microorganismos que forman este “hongo”, popularmente llamado SCOBY, encontramos bacterias (Komagataeibacter, Gluconobacter, Acetobacter; Lactobacillus, Lactococcus) y levaduras (Schizosaccharomyces pombe, Saccharomycodes ludwigii, Kloeckera apiculata, Saccharomyces cerevisiae, Zygosaccharomyces bailii, Torulaspora delbrueckii, Brettanomyces bruxellensis).

Los microorganismos que producen la kombucha conviven y fermentan el té, produciendo una bebida refrescante, muy rica y con gas.

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Con vitaminas naturales

La fermentación de la kombucha dura entre 10 y 0 días, en ese intervalo de tiempo la bebida comienza a adquirir acidez y efervescencia, pero también es el momento en el que los microorganismos aportan vitaminas a la bebida. De media 200 mililitros de kombucha aportan 1.5 mg de vitamina B1, 16 mg de vitamina B2, 1 mg de vitamina B6 y 50 mg de vitamina C, además de polifenoles, ácidos orgánicos y una pequeña parte de proteínas.

La kombucha es un refresco natural e ideal, tanto para nosotros como para nuestra microbiota.

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En una segunda fermentación, se añade al kombucha zumos naturales para obtener un sabor diferente y de ese modo conseguir un refresco con burbujas naturales.

Nos cuida por dentro

A día de hoy, la popularidad de la kombucha se ha extendido por todo el planeta, pero sus propiedades saludables aún no se conocen en su totalidad, aunque hay algunos estudios interesantes que nos dan pistas de cuales podrían ser, como que ayudaría a depurar el organismo y proteger al hígado y el riñón de tóxicos, o que podría contribuir a regular los niveles de glucosa en sangre.

Otras características que podemos atribuir a la kombucha es la de ser una bebida antioxidante, ya que contiene polifenoles que ayudan a neutralizar los radicales libres. Y en estudios in vitro también se ha visto que tiene propiedades antimicrobianas evitando el crecimiento de Helicobacter pylori, Escherichia coli and Staphylococcus aureus.

Casera o no

La kombucha, al igual que el kéfir o los yogures, los podemos preparar en casa si tenemos los microorganismos que fermentan estos alimentos. Esa es una opción natural y seguida por muchas personas. Pero si te animas a esa tendencia tienes que informarte bien de cómo hacerlo y sobre todo tener la precaución de evitar que se tu kombucha se contamine con otros microorganismos, que podrían ser patógenos y generarte molestias digestivas o de otro tipo.

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