Menú probiótico para sentirte mejor

En el sistema digestivo encontramos nuestro segundo cerebro y en el se produce y almacena el 90 % de la serotonina de nuestro cuerpo. Si a esta premisa sumamos que nuestra microbiota intestinal ayuda a cuidar nuestro intestino y nuestras funciones digestivas, conseguir una dieta más probiótica podría ser una ayuda para sentirnos más estimulados y felices. Pero ¿cómo debe ser un menú probiótico?

En el sistema digestivo producimos hasta el 90 % de nuestra serotonina, la hormona de la felicidad. Mimándolo, estaremos mimando nuestro bienestar emocional.

Fibra y más fibra

La fibra es un nutriente que no podemos digerir, pero que si pueden utilizarlo nuestras bacterias intestinales para crecer y reproducirse. De los dos tipos de fibra que nos ayudan, la fibra soluble (prebióticos) resulta más efectiva para el crecimiento microbiano, mientras que la fibra insoluble nos ayuda a mejorar el tránsito y evitar el sobrecrecimiento de las bacterias.

La fibra soluble la encontramos en la avena, las legumbres, semillas como el lino y la chía, y en algunas plantas como el Plantago ovata.

La fibra insoluble es la fibra típica del salvado de los cereales integrales, por tanto la encontramos en los la pasta, las harinas y los cereales integrales.

Añade a tu menú probiótico: avena, legumbres (judías, lentejas, garbanzos), cereales integrales (arroz, pan integral, pasta integral), hortalizas (puerro, cebolla, ajo), chía y lino.

Carne la justa

En nuestros intestinos existe una competición continua entre las bacterias putrefactivas que se nutren de las proteínas de la dieta, y las bacterias fermentativas que utilizan la fibra como fuente de energía. Son estas últimas las que han demostrado que nos ayudan a cuidar nuestra salud intestinal.

Por tanto, para conseguir que un menú probiótico más beneficioso, enriquece tus platos con verduras, hortalizas y como fuente de proteína, opta por alimentos vegetales.

Los cereales y los pseudocereales como la quínoa o el trigo sarraceno, además de carbohidratos, también aportan proteínas, pero de todo el mundo vegetal, son las legumbres las que contienen más proteínas.

Como ejemplo de alimentos a base de legumbres, tenemos además de garbanzos, lentejas o judías, la soja (tofu, yogures vegetales), que es una legumbre rica, nutritiva y que aporta todos los aminoácidos esenciales.

Añade a tu menú probiótico: legumbres (judías, lentejas, garbanzos), tofu, yogures de soja, cereales integrales (arroz, pan integral, pasta integral), pseudocereales (quínoa, trigo sarraceno), frutos secos, setas,

Alimentos más limpios

Que nuestro menú probiótico esté lleno de alimentos biológico también nos ayudará a cuidar la microbiota. La razón es muy sencilla. Estos alimentos no tienen pesticidas ni herbicidas que pudieran influir negativamente sobre nuestros microorganismos intestinales.

Pero además de la calidad de los alimentos, también cuenta el modo en como los preparamos. Usar técnicas como la barbacoa o los fritos, pueden dejar sustancias tóxicas en los alimentos que comemos: acrilamida, nitrosaminas, aminas heterocíclicas, los hidrocarburos aromáticos, etc. Eligiendo técnicas más suaves como el vapor o el hervido, respetaremos la naturalidad de los alimentos y evitaremos estas sustancias.

Cocina: al vapor, al horno, hervido, además de priorizar las sopas, los guisos, los estofados.

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